Audio de Preso #2 y otros presos de PoliSalias

Descripción

Preso #2 y otros presos

Compañeros de celda de Francisco, el preso que murió de hambre en PoliSalias

Audio completo y transcripción de la entrevista realizada por Johanna Osorio Herrera

Nombre del entrevistado: Preso #2 y otros presos

Fecha de nacimiento: No aplica

Edad al momento de la entrevista: No aplica

Sexo: Masculino

Nivel de educación: Superior (Universitaria)

CiudadSan Antonio de los Altos

MunicipioLos Salias

EstadoMiranda

Región: Capital

¿El entrevistado es víctima directa de algún incidente relatado?: 

Fecha o rango de fechas del incidente mencionado en la entrevista: No aplica

Temas de derechos humanos relacionados: Vida, Salud/Alimentación

Tipo de violencia (si aplica): Social

Agresor: Ministerio para el Servicio Penitenciario

Consecuencias de los hechos relatados: Salud mental y conductual, Enfermedades crónicas

Transcripción

¿Con respecto a la situación de Francisco? Francisco era un compañero más de nosotros acá. Él compartía con nosotros. El duró por retraso procesal, acá, como un año y medio. A él lo atendían y lo diferían. Él no sabía ni cuál era su abogado, porque así de mal estaba trabajando.

Él, los últimos seis meses que duró vivo, que duró en este calabozo, estuvo enfermo. No fue una sola enfermedad, fueron varias, que vinieron una encima de la otra. Hay que acotar que su familia no veía en absoluto por él. No lo venían a visitar los fines de semana. Comida, medicamentos, nada. Él se mantenía gracias a las colaboraciones de los compañeros, que le iban regalando diarias al compañero.

O sea, el muchacho pasó bastante hambre.

Con las enfermedades, no contaba con las personas ni medicinas que lo pudiesen ayudar. Las únicas personas con las que contaba eran unos varones que venían 3 veces a la semana, y que le traían algo.

Como en los centros médicos, como ya no hay medicinas, no están atendiendo. Y ya uno preso, te ven distinto, como si fueses un fantasma, fueras de otro mundo. Entonces, prácticamente no lo atendían. Lo que hacían era unos papeles y lo traían de nuevo para acá.

Él se fue enfermando, enfermando, hasta el momento en que lo tuvieron que aislar, porque no se sabía que tenía. No se sabía si tenía tuberculosis o hepatitis. Así, sucesivamente, hasta que el muchacho murió. El pedía que lo sacaran al médico, que lo sacaran al médico. Con decirte que murió dentro de una patrulla. Lo llevaron al médico, lo refirieron del médico, y de regreso muere en una patrulla. Si lo hubiesen atendido, de repente hubiese existido la posibilidad de que se hubiese salvado el compañero. Pero como ya es un detenido, como es un preso, ya no se le atiende como persona, sino como perro.

¿Cómo se veía físicamente? ¿Estaba muy delgado?

Malísimo, malísimo. Yo estoy gordo, delante de él. Eso era desmayo a cada rato del compañero. Un desmayo detrás del otro. Y no era un desmayo común, que caía y luego se levantaba. No tenía fuerza para levantarse. No tenía fuerza para ir al baño. Temblaba para poder hacer las cosas. Estaba en una situación bastante grave. Aunado a eso, el abandono de unos familiares también ayuda a que el muchacho, en su enfermedad, no pueda recuperarse.

Otra, cuando se lograba que lo sacaran de esta celda y los policías lo llevaran al médico, que no fueron todas las veces que se requirió, muy pocas las veces, no se encontraba quien lo atendiera. Pasaba, escribían unos papeles y luego lo referían para acá. Esos papeles se perdían allá afuera, y ya tú sabes cómo es la cosa. Hasta que el compañero murió.

¿En cuánto tiempo ustedes comenzaron a verlo grave, delgado?

Los últimos tres meses. Los últimos tres meses fue horrible la forma en como estaba el compañero, fue bastante delicada. Y fue bastante penoso, ¿sabes?, porque es un compañero de celda que está viviendo con uno acá, día y noche, viviendo las penurias que se pasan acá, y es bastante feo ver un compañero así, y más si no tiene el apoyo de nadie.

¿Él era el más joven de todos ustedes, o hay alguno más chamo que Francisco?

Hay uno más chamo que él, que tiene 18 años de edad.

¿Cómo era Francisco personalmente? ¿Cómo era cómo persona? ¿Era un chamo tranquilo?

Era una persona que, yo en lo personal, como cualquier ser, me quedo loco y asombrado.

Él me enseñó una bonita lección de vida. A él no le podían traer comida durante 20 días, y pasaba hambre, mi hermana, que te lo digo de todo corazón, ver a un tigre pasando hambre. Cuatro, cinco días comiendo de a fitis de comida: fitis son pedacitos de comida, porque aquí, prácticamente, nosotros tampoco tenemos. Y, aun así, esos 20 días que no le llegaba comida, cuando le llegaba, le llegaban dos viandas de comida, él repartía comida para todos y se aseguraba que todos comiéramos. Y después, con lo que quedaba, él comía. Eso me lo enseñó Francisco. Y, de verdad, le soy sincero, es difícil hacerlo, aun cuando uno tiene medio día o un día máximo sin comer. Porque es a verdad: uno tiene medio día sin comer y uno anda con el hambre horrible, atravesada. Y es difícil lo poco que llega compartirlo. Él tenía 20 días sin comer y lo que le llegaba lo compartía, y de lo que le quedaba él comía. Esa es una lección que él me enseñó. ¿Cierto, mano? Él no fue una mala persona en ese aspecto. ¿Hizo mal? Sí, hizo mal. Pero, en parte, yo tampoco le echo la culpa a él como persona. Parte también es de la sociedad que lo impulsa a haber llegado a ese punto también. No digo que la sociedad sea culpable de nuestros actos o de los actos que hizo él. Digo que la sociedad como tal porque en el momento que hablé con él, él no contó con oportunidades como estudiar, que le compraran un par de zapatos, un bolso, un cuaderno para ir a estudiar. Él no contó con ese tipo de cosas. Contaba con una familia disfuncional, donde no encontró esas oportunidades de jugar metras, la bendición, un 24 de diciembre. Que, de repente, nos va haciendo personas. Nos van dando la oportunidad de ser mejores personas. Él no contó con nada de eso.

Él tuvo la calle como padre, la esquina como familia, en la droga y en la delincuencia fue que consiguió a los amigos. Y ya ves el resultado de todo eso: la cárcel.

Luego, aquí, con el abandono, ligado a toda esta situación que está pasando el país, derivó en un abandono extremo, que llevó al compañero a caer en una enfermedad bastante fuerte. No se consiguió quien lo atendiera, y luego… muerto.

Me dicen que la familia de él vive en Portuguesa, ¿no? ¿O tiene familia cerca?

No sabría decirte dónde está toda la familia, dónde están todos los tíos, porque poco se habla de eso; sólo si el compañero lo desea hablar. Cuando se tiene resentimiento por la familia, o algún allegado, poco se habla de eso. Uno, por respeto, tampoco le pregunta. Más en la situación que está el compañero. Uno no lo quiere ver mal, uno quiere subirle el ánimo, y para hacerlo, de repente, hablarle de la palabra de Dios. Conversando sobre qué cosas va a hacer cuando uno salga de aquí.

Pero, tengo entendido que él tenía unos familiares cerca, por aquí, en lo que es los altos mirandinos; pero, de verdad, estaban desligados de él, estaban olvidados de él. De verdad que sí. Cuando se enteraron de que estaba súper enfermo, de que estaba a punto de morirse, que era horrible: nos dábamos cuenta, por ejemplo, cuando tosía, que lo que exhalaba era moco con sangre. En la fetidez de los gases que soltaba, el olor no era totalmente normal. Las heces, en la forma que las hacía. De verdad estaba en un momento bien difícil por dentro. Ahí fue cuando la familia empezó a traerle comida unos días, unas cosas, pero cómo para qué.

¿Cómo para qué le vas a mandar panquecas con vinagre? Vinagre se le dio a Jesucristo cuando estaba en la cruz a punto de morir, a modo de burla, y es una de las mayores ofensas que se registran en La Biblia, que se la hicieron a nuestro padre Jesucristo. Así le hicieron a él. ¿Cómo le vas a mandar a una persona panquecas con vinagre? Así era la comida que le mandaban.

De repente, tú veías la comida que le daban, y tenía de todo un poquito. Si tenía yuca, tenían zanahoria, tenían queso, tenían papa, si las tenías, ¿por qué no las trajiste? ¿Vas a esperar que el señor esté en ese punto para poderla traer ahora?

¿Quién le traía panquecas con vinagre?

La familia. Él muerto, se pasó esa comida para acá, y a compartimos entre los que tenían hambre, y se repartió la comida. Por eso supimos que eran panquecas con vinagre. Se lavaron, pero el olor no se les fue.

¿Cuánto tiempo tienes tú aquí?

Tengo 8 meses. Soy estudiante de ingeniería informática, y tengo estudios avanzados en Mecánica Industrial y en Electricidad Industrial. También en automatización de máquinas de líneas de producción.

¿Y por qué estás aquí?

Debido a la situación. Mi casa se cayó, estaba pasando hambre, necesidad. Mi familia toda se fue del país, me quedé solo. Hubo un derrumbe, y mi casa se partió como una galleta. Me vi con bastante hambre, con bastante necesidad. De verdad estaba pasando hambre y salí a robar. Como no es mi oficio, no sabía lo que estaba haciendo, bueno, estoy aquí detenido, preso. Ya estoy penado de libertad. Estoy pagando una condena. Ya tengo todo listo para el traslado. Pero nada, aquí esperando el traslado. Y así, muchos compañeros.

Por lo menos, el compañero también está penado, y se le han ido venciendo los beneficios. Ya hizo la prueba psicosocial…

—Chica, aquí hay un poco de panas que están privados de libertad, dos años, seis años, ya condenados, ¿me entiendes? Y esto no está apto para pagar condenas. Entonces, lo que vienen en muchos como ustedes, a hacernos entrevistas, broma, y ninguno mueve un traslado, nada. Hicimos una huelga de hambre, y nada. No nos solucionan los traslados y nada, y esto no está apto para pagar una condena, ¿sí me entiendes?

—Nos estamos volviendo locos.

—Nosotros necesitamos es un traslado, que nos muevan un traslado. Que venga la ministra, que nos diga, pero que nos dé respuestas concretas, no que nos vengan a decir “sí, ya estamos moviendo todo”, cuando es mentira. Sabemos que estamos privados de libertad, ¿me entiendes? Pero somos seres humanos también, que estamos aptos para pasar la condena en un penal, ¿me entiendes? Un penal, donde uno pueda buscar una solución, así como firmar redención y así.

—Pa’ que baje la pena.

—Pa’ que baje la pena, ¿sí me entiendes? Y entonces… aquí no nos sacan pa’l médico. No te vamos a mentir, que sí nos sacan pa’l médico, porque no nos sacan. Aquí cualquier pana se enferma y no lo sacan pa’l médico.

—Tienes que estar botando baba para que te saquen.

—La única manera es que te estés muriendo. Y eso si acaso que te sacan. Aquí Derechos Humanos no hay. Aquí eso es mentira. Aquí no nos sacan pa’ nada, pa’ nada de eso.

—Ni a llevar sol.

—Ni nos pasan medicamentos, ni nada por el estilo.

—Se los agarran ellos. A veces nos mandan antibióticos, y nos pasan tres, cuatro pastillas, y después, no, ya no hay más, ya se acabaron.

—A mí de ocho vitaminas, me han pasado cuatro. Cuatro nada más.

¿Ha venido alguien a supervisarlos? ¿Alguien del ministerio?

—No, no, nadie (gritos).

—Aquí no ha venido nadie del ministerio.

—La única visita que hemos recibido aquí es de periodistas, en este año, pero no hemos tenido respuesta concreta de lo que es un traslado ni nada de eso. Como ya lo dijo el pana, aquí hay personas que están privadas de libertad por tonterías, así como hay otros que están penados a cinco años, que ya deberían estar en la calle, porque son condenas que no se pagan en un penal, y mucho menos en un calabozo. Y, entonces, no nos dan respuestas de nada. Lo que están es aquí echándonos agua, y si no viene un representante del ministerio, vamos a seguir, vamos a hacer otra huelga de hambre, y que sea lo que Dios quiera. Si no toman conciencia de esto, iremos a salir todos muertos por ahí, pero no vamos a levantar la huelga, hasta que no nos den respuesta de un traslado. Pero, eso sí, que no sea mentira, que no nos vengan a decir: le dijimos a sus familiares que vamos a comprar un kit. No, que venga al otro día una fiscal y nos pregunte quiénes son los que están penados, quiénes son los que están en juicio; ahí está el autobús para que salgan mañana. Es la única manera de que levantemos la huelga de hambre. Si no, no vamos a levantar la huelga de hambre, aunque salgan muertos cinco de nosotros, para ver si nos toman en cuenta también.

Que le jalen el botón al alcalde, a la ministra, a quién quieran. Nosotros no queremos aquí representantes de Derechos Humanos, a menos que venga con una fiscal, cuando ya tengamos una semana en huelga, y ya estemos todos tirados en el piso, que no resistamos. Pero, si no nos toman en cuenta, será triste y lamentable, pero así es que vamos a hacer. Triste por nuestras familias, triste por nosotros, pero vamos a volver a levantar una huelga de hambre, hasta que se nos dé una respuesta concreta de qué va a pasar con nosotros.

Sabemos que el retardo procesal en Venezuela no lo están aprobando. Hay personas que tienen un año y ocho meses y todavía no han sido atendidos en una audiencia preliminar. Hay personas que tienen un año y dos meses y no hemos sido atendidos en una audiencia preliminar. Entonces, qué va a pasar con nosotros.

—Aquí hay varios compañeros sentenciados.

—Queremos ir a un penal. No es algo bueno, pero al menos tenemos la posibilidad de desplazarnos, de caminar. Aquí lo que caminamos es en un 3x3.

—Lo máximo que caminamos en para ir al baño.

—Lo que más podemos conseguir en un calabozo en escabiosis, cualquier cantidad de enfermedades podemos conseguir en un calabozo. Medio dormimos en unas colchonetas que parecen unas sabanas. Aquí queremos es un traslado. Aquí no queremos más nada. No queremos que nos vengan a decir que nos van a traer comida, que nos van a poner comedor, a poner conyugal. No. Aquí queremos un traslado. Traslado masivo. Estamos hablando por todos. Por los que están penados, por los que no están penados. Queremos pagar los procesos en un penal. Un penal.

¿Cuántos hay penados en este calabozo?

Como 75% ya está penado, listo para ir ya a un penal.

¿El baño está en la celda?

Sí, pero eso es una asquerosidad de baño. Es peor que un baño de carretera.

—Las enfermedades están aquí a la orden del día. A la semana, pueden estar enfermos tres o cuatro. Es lo normal. Aunque nos pongamos de acuerdo para mantener el calabozo lo más limpio posible, es un lugar que no recibe luz, no recibe ningún tipo de mantenimiento, no recibimos ni aire.

¿Desde hace cuánto tiempo no recibes sol?

Desde hace ocho meses que estoy aquí. Hay que sacar las manos. El sol pasa por donde usted tiene los pies, y hay que sacar las manos para recibirlos. Y, de repente, cuando nos sacan para hacer requisas, cada uno o dos meses, que nos sacan allá afuera, y si hay sol, vale, si no hay sol, no hay.

—Ni siquiera cuando hay visita, porque nos meten en la jaula, esposados, otra vez sin sol. No podemos darle ni un abrazo a la familia, esposados.

—Nos vuelven a meter presos allá. Nos vuelven a meter presos en la jaula.

Entrevistadora: Johanna Osorio Herrera

Fecha de la entrevista: 13/09/2018

Lugar de la entrevista: Sede de la policía municipal

Cantidad de audios: 1

Duración de la(s) grabación(es): 00:13:36

Material relacionado: pódcast Murió de hambre y de olvido, de Johanna Osorio 

Aunque nos pongamos de acuerdo para mantener el calabozo lo más limpio posible, es un lugar que no recibe luz, no recibe ningún tipo de mantenimiento, no recibimos ni aire.

Preso en PoliSalias

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Información adicional

Fecha de la entrevista

20180913

Género

Masculino

Tipo de entrevistado

Testigo, Víctima

Agresor

Otro

Consecuencias de los hechos

Enfermedades crónicas, Salud mental y conductual

Tipo de violencia según agente

Social

Naturaleza de la violencia

Física, Privaciones o desatención, Psicológica

Nivel de educación

No informa

Duración

0 – 15 min

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