Alcedo Mora Carrero, hijo de víctima de desaparición forzada

Descripción

Alcedo Mora Carrero

Hijo de Alcedo Mora Márquez, víctima de desaparición forzada

Audio completo y transcripción de la entrevista realizada por María Fernanda Rodríguez

Nombre del entrevistado: Alcedo Mora Carrero

Fecha de nacimiento: No informa

Edad al momento de la entrevista: 29

Sexo: Masculino

Nivel de educación: Secundaria

Ciudad: Mérida

Municipio: Libertador

Estado: Mérida

Región: Andina

¿El entrevistado es víctima directa de algún incidente relatado?: No

Fecha o rango de fechas del incidente mencionado en la entrevista: Desde el 27 de febrero de 2015 hasta la fecha de la entrevista

Temas de derechos humanos relacionados: Libertad, Justicia

Tipo de violencia (si aplica): Física, política, privaciones o desatención

Agresor: Organismo policial

Consecuencias de los hechos relatados: Físicas (continúa desparecido) 

Transcripción

     

Primer audio

Luis Alcedo Mora Carrero: Bueno, María, de verdad que yo… O sea, de nuevo en el caso pues yo, por sentimientos, por amenazas, por amedrentamientos, pues tuvimos que salir del país. Si te tengo que hablar algo que tenga que ver con el caso, por nosotros denunciar la desaparición de nuestro padre, por querer buscarlo, y que las autoridades se abocaran realmente a investigar la desaparición y nos llevaran a una respuesta clara, o algo, pero como no hay ningún tipo de respuesta por parte del Estado, entonces ya era inconstante lo que uno podía mantenerse, pues, porque, a pesar del mareo de instituciones en instituciones, de instituciones en instituciones, y de reuniones y reuniones, y mesas de trabajo que nunca se acordaron en nada, pues solo era un… Sale el Defensor del Pueblo a decir, el antiguo Defensor del Pueblo sale a decir en un medio de comunicación, pero es como una pantalla, pues, es como cuando le preguntan y como para salir del paso y hasta se atreve a decir que era su amigo y cosas así, pero no llevan a nada, pues. Dice de reaperturar el caso y es totalmente falso, porque no hay movimiento de nada. Familiares y compañeros que se encuentran todavía, han visitado y preguntan y no, no hay nada. Ya ni te atienden, pues. Antes por lo menos te hacían esperan y después te pedían qué era lo que te iban a decir y listo, te enrollaban y bueno, “danos un plazo de tanto tiempo para ver, porque ya tenemos unas pistas, pero no podemos decirle nada a los familiares, para que no vaya a interferir con la investigación porque… Entones es el mismo cuento, prácticamente, de lo que hacen en las películas, una cosa así.

Pero de resto, pues, mi hermano por lo menos estaba en el estado Mérida y fue sacado de nuestra casa, que es herencia de nuestros padres y de nuestros abuelos, y ahí era la casa donde vivía mi papá, y era una comunión ahí entre hermanos, entre tíos de nosotros, con quienes se acordó de alquilar unos apartamentos y mi papá se quedó en esa parte, ya eso es algo familiar, y entonces bueno, a raíz de este mismo caso pues la misma policía ha allanado la casa, lo veían en la calle y lo amedrentaban, le decían que se iba a morir, cosas así. O sea, amenazas en la calle, amenazas en la misma casa, y entonces… En el mismo trabajo, en todos lados, y entonces pues tuvimos que buscar la manera de poder ver, de salir. Y también, a raíz del ahogo económico, reaccionario, que viene haciendo el gobierno, pues, imagínese, nos toca salir del país, pues. Pero una de las cosas principales es la manera tan de… De ladrones, pues, mafiosos así, los propios delincuentes, narcotraficantes, imagínate, de todo. Porque en lo poquito que nos pudimos nosotros asomar en estas denuncias de irnos a reunir con personas, de hablar con gente del gobierno, para buscar ayuda del Estado, pues, que el Estado nos resolviera, y organizaciones de derechos humanos nos dimos cuenta de que eso es una mafia, una cúpula que está atornillada en el poder y lo que hacen es evadir todo, pues, todo lo evaden con una respuesta sencilla o fácil, o “él aparecerá”, o bueno, por lo menos con Germán Saltrón, en una oportunidad cuando nos reunimos, él era… que tenía una cosa de Defensor del Pueblo a nivel internacional, o sea, él era como el vocero de los derechos humanos en la ONU, algo así. O a nivel internacional era el vocero de los derechos humanos en Venezuela. Y entonces, ya viendo que Tarek no cumplía con ninguna de las palabras que nos decía, o de la investigación, porque tenemos el expediente aquí en nuestras manos y lo queremos pasar a digital, pero es un poco caro, pues, para pasarlo a digital para que todas aquellas personas que quieran leer, que estén interesadas en divulgar y opinar, para que vean que es un expediente totalmente hecho como un niño de secundaria, será, porque… Todo tachado, rayado, hojas rotas, o sea, un desastre, directamente de la Fiscalía superior del estado Mérida. Y entonces nos dirigimos a Germán Saltrón para hablar con él y él dice que, si mi papá no aparecía en dos años, pues que lo diéramos por muerto, y que no había nada que hacer, prácticamente.

Entrevistadora: ¿Y eso fue cuándo? ¿Cuándo les dijo él eso que si tu papá no aparecía en dos años...?

Eso ya fue como 2016, febrero de 2016, por ahí, que nos reunimos. Estuvimos en Caracas e hicimos varias visitas y, presionando para que hubiera algún tipo de respuesta porque, no es solamente Alcedo Mora, también hay un muchacho de la ULA desaparecido, que no viene siendo vinculado a hechos políticos, pero igual personeros del Estado son los que hacen este tipo de actuaciones arbitrarias, en contra de los derechos humanos, en contra de la familia, en contra de la población, en contra de todo aquel que alce su voz o no esté de acuerdo, prácticamente, en lo que ellos quieran dictar o dirigir, entonces simplemente lo trataban de silenciar… Así vimos en una reunión con Luis Martínez en la gobernación de Alexis, este, se filtraron cosas que decían de que Diosdado Cabello decía, o sea, personas que asistían a esa reunión y luego hablaban con nosotros, y por temor a que los vieran con nosotros, muy poco nos veíamos, a veces por teléfono nos decían que esa era la orden de Caracas, que aquel que no estuviera de acuerdo, simplemente iba a ser desaparecido. Así de sencillo. Que le iba a pasar lo mismo que al viejo, decían. Entonces imagínate.

Mi papá en ese momento trabajaba en la gobernación, y hay que dejar bien claro que él pertenecía al PRV-Ruptura, nunca perteneció al PSUV ni fue chavista, pero por influencia de parte de la izquierda, de esta izquierda en que mi papá venía militando, y la actividad social, mi papá llega a ese cargo ahí donde estaba que, en algún momento hasta ni lo quiso tomar porque en la organización que mi papá militaba no lo veían bien, o sea, que mi papá estuviera haciendo trabajo de asuntos sociales o, no del trabajo que hacía, sino cobrar del salario del gobierno, ser un asalariado. Entonces mi papá como sabía el trabajo político que estaba haciendo, en varias reuniones y discusiones que yo también asistí dejó bien claro, pues, “miren, yo no pertenezco ni al PSUV ni rindo cuentas a ellos, sino que simplemente presto un servicio y de ahí puedo ayudar personas”. Cosas pequeñas como muletas, sillas de ruedas, ayudas que mi papá podía conseguir, que se le hacía hasta difícil conseguir ese tipo de ayudas pequeñas porque le botaban, su trabajo se lo botaban a la papelera, pero, bueno, María, no sé qué más poderte contar que sea relevante en este momento porque no hay nada, pues.

No me ha quedado claro algo… Sabes que recientemente Luis Martínez estuvo detenido, de hecho, la información que publica Aporrea, la hace con una nota que redacta El Pitazo. El Pitazo fue el único medio nacional que reseñó la detención de Luis Martínez a propósito del atentado contra el presidente Nicolás Maduro. Me imagino que te enteraste de ello y, bueno, Luis Martínez fue una de las últimas personas con las que tu papá conversó antes de su desaparición. Sabemos que tu padre tenía pruebas contra unas mafias de PDVSA, pero no nos queda claro realmente qué era lo que él estaba denunciando, qué tan grave era, porque bueno, por algo lo desaparecen, y no sé si tú pudieras comentarme un poco más cuáles eran las denuncias que presentaba tu papá frente a este tipo de corrupción que él había encontrado allí.

Bueno, las mismas denuncias que nosotros tenemos vienen siendo las denuncias que mi padre le entrega a Alexis Ramírez, aparte de otras que por supuesto él no va a sacar a la luz. Él nos dio como quien dice lo más suave, que eran, este, en los eventos electorales, cuando se votaban de maquinaria, de toldo, de máquinas de electricidad, este, todo eso se perdía, se lo robaban y cosas como esas y todo el trabajo que venía haciendo con funcionarios de PDVSA, que ahí es donde los muchachos colombianos un papel que (…) bueno ellos eran agricultores en Barinas, pero ellos vienen haciendo también el trabajo con mi papá, un trabajo social, y mi papá también los conocía a ellos ya desde hacía tiempo y, cuando llegan aquí, pues se reúnen y ellos visitaban la casa, nosotros los visitábamos a ellos, muy normal, pero el trabajo realmente de mi papá, cuando empieza a hablar con funcionarios de PDVSA, que, no sé, me imagino que le tenían mucha confianza para pasarle papeles firmados por… hay hasta un papel firmado por Rafael Ramírez por tantos ceros, o una cifra tan larga, que parecía número de teléfono que, bueno, mi papá decía “esto es peligroso, esto que yo tengo en mis manos”, y así empezó a archivar, a hacer un trabajo.

Eso duró, eso no fue de un día a otro día que mi papá vino a hacer un expediente así de tráfico de gasolina, también se involucraban los carros Shell que llegaban a la gobernación, cómo se llevaban a Colombia y los vendían en pesos, en dólares, no sé cómo hacía, pero se recibían firmas de salida, desaparecidos esos vehículos, este, los buques… En algún momento mi papá nos nombraba el buque Negra Hipólita, pero mi papá no hablaba mucho con nosotros sobre esos temas, sino que íbamos a reuniones y cosas así, pero su investigación, su trabajo, él lo tenía así como en secreto, escondido. Y hasta que llegó un punto que se enteró de tantas cosas, y con pruebas, pues, porque una cosa es que lo sepas y otra cosa es que tengas las pruebas de cómo denunciar, y mi papá quería sacar todo eso a la luz pública, pero no podía ir ni a Fiscalía ni a ningún cuerpo porque imagínate, todo tenía que ser directo con militares altos de Caracas, cosa que se atrevieran a denunciar. Mi papá le pasa pruebas también a gente de oposición y del chavismo. Él le dice a mi hermano, mira, este expediente, cuando vaya a salir a la luz, va a pasar… le dio una lista de teléfonos a mi hermano, a varias de esas personas mi papá le pasa parte del expediente y también a la oposición. La intención sería que explotara el problema por donde fuera, la derecha tirándole a la izquierda, la izquierda a la derecha, como fuera, pero que todo saliera a revelar, pues, tanta delincuencia, tanta corrupción.

El estado Mérida, bueno, yo viví en el estado Mérida y yo presenciaba desde Lagunillas, el paso de Lagunillas, de San Juan, a arriba a Mérida, cómo pasaban camionetas del Sebin, solamente con las sirenas, sin placas, y pesadísimas atrás, ¿qué llevaban? Nadie los paraba. Llevarían droga, personas detenidas, desaparecidos, quién sabe. Una locura. Y el seguimiento que nos vino haciendo el Sebin en Venezuela fue demasiado… fue fuerte, pues. Yo de verdad que no pensaba en nadie, si me mataban no me interesaba, pero llega un momento en que uno empieza como a reflexionar sobre las cosas.

Y realmente sobre la investigación de mi padre, mi papá le habló claro a ellos en la gobernación en una reunión que era como del alto mando del estado, donde estaba el jefe de la Zodi, algunos acaldes, Luis Martínez Rico, secretario de gobierno para entonces, y Alexis Ramírez, y ahí es donde explota el problema, pues. Porque empiezan a hablar de solidaridad, de revolución. A mi papá lo invitan a esa reunión o está presente en la reunión y es donde mi papá como que los encara, pues, les dice “vienen ustedes a hablar de revolución, de socialismo, esto no es eso, ustedes lo que son es unos delincuentes, unos vagabundos”. Estoy “emputado”, como decía él, estoy molesto. “Esta vaina no es así, yo no estoy de acuerdo con esta vaina…” y tengo pruebas de que ustedes son unos delincuentes y van a ir presos” (…) Luego a él lo amenazan, le dicen que eso no podía salir a la luz pública porque había gente del alto gobierno, que ellos no podían permitir eso que si no era hombre muerto o se callaba. Mi papá les dice que bueno que lo tendrían que matar.

Te recuerdo que mi papá también en el 83 u 84 fue desaparecido también, preso político, y estuvo alrededor de seis, siete meses desaparecido y lo encontraron en la Disip, en los calabozos de la Disip en El Tigre. La misma Luisa Ortega Díaz y Tarek William Saab, para ese entonces militaban en el PRV, y colaboraron y ayudaron para poderlo encontrar, que lo encontraron ahí todo torturado, además.

Y bueno, cuando mi papá le habla eso a ellos, ya a los días mi papá… Yo estaba en Yaracuy, yo había viajado a Yaracuy, mi hermano estaba con él en Mérida esos días, y empieza el desespero. Mi papá se veía asustado, se veía todo desesperado, se veía extraño, pues. Mi hermano lo notaba extraño, como nervioso, caminando, y se sentó, y empezaron a hablar y mi papá le cuenta todo. Le dice, “mira, estoy metido en un problema, lo mismo que siempre he venido haciendo. Estoy metido en un problema y hay tres escenarios que puedan suceder, me pueden matar, me pueden meter preso o, lo más trágico es que me lleguen a desaparecer. Si me desaparecen ahí sí que no me van a encontrar en ningún lado, no se van a respetar mis derechos y ahí sí que no sé qué me pueda pasar y, como hombre, sí le tengo temor a eso”. Y, este, él sabía que estaba como en un callejón sin salida y que ya tenía una maquinaria toda encima de él. Es más, se asomaba por la ventana y le decía que viera carros a tanta distancia, que hay carros extraños, que lo estaban escuchando, que lo estaban siguiendo. Ellos cargan como parabólicas para poder escuchar de lejos.

Y, bueno, María, todo ha venido siendo como una película que… De verdad que… Los dos días antes de desaparecer mi papá bajaba a comprar cigarros, él fumaba cigarrillos, salió a la bodega ahí en la esquina y llegando ahí es cuando lo para la camioneta esa negra que, a esa camioneta negra yo le hice un seguimiento junto con los muchachos de Operación Alcedo Mora, que eran los que siempre estábamos juntos porque nos daba miedo andar solos, y vinimos encontrando que la camioneta estaba en el parque Beethoven, en la casa de Tarek El Aissami, donde el papá de Tarek El Aissami. Esa es una denuncia que le hicimos también a María, la fiscal… Bueno, no recuerdo el nombre ahora. Le hicimos la denuncia, le pasamos por escrito… Yo fui a relatar los hechos, es decir, todo lo que había visto con fotos y todo, y la casa estaba custodiada por el Sebin y Cicipc, con funcionarios. Había como cuatro siempre ahí en una garita. Resulta que se interesa mucho la fiscal, María Colombina se llama, María Colombina, se interesa, “bueno, vamos a movernos”. Yo le veo el interés, pero, más falso que no sé. Resulta que, cuando me pide la dirección, que todo tenía que quedar en actas, yo le digo que no le iba a decir la dirección porque no se iban a mover. Luego de tanta insistencia, pues… Igual si no le daba la dirección, no iba a poder moverse nadie, y si la daba, podía ocurrir que sí se movieran. Entonces le doy la dirección y le doy los datos y fotos de donde había tomado eso y, cuando le digo que es la casa del padre de Tarek El Aissami, a la mujer le iba a dar como un desmayo. Dice que no, que no podían entrar ahí, que era un funcionario del alto gobierno y que no se podía entrar ahí, pues. Que tenía inmunidad parlamentaria, que corría su cargo, que le podía pasar algo a ella, que tal, y no llegamos a nada. De ahí salí molesto, y sabía que no se contaba con nadie, pues. Nada más con el apoyo de las personas que nos veíamos en la calle, pero de resto, no.

¿Ustedes desde cuándo están Ecuador? ¿Primero te fuiste tú para Ecuador y después se fue tu hermano Simón? ¿O se fueron juntos? ¿Desde cuándo están ustedes fuera de Venezuela?

Yo llegué hace siete meses. Me vine en diciembre, ya casi en enero. Y mi hermano sí llegó hace poco, hace unos días, hace como un mes, mes y medio, por ahí.

¿Y tu hermano sí se fue por amenazas y hostigamiento?

Mi hermano fue el que sufrió más las amenazas porque yo tenía a mi bebé, yo tengo la custodia de mi hijo, pido la custodia de mi hijo, y me voy a Margarita. Mi madre estaba sola en Margarita y me voy a Margarita con mi hijo y mi hermano se queda en Mérida, en la casa. Cuidando la casa, que no se deteriorara, viviendo ahí y, como trabajaba ahí, tenía su vida haciéndola ahí en Mérida, su trabajo y sus actividades ahí, entonces él se queda ahí y yo me voy.

Resulta que siguen las amenazas, siempre me llamaban. En una ocasión él estaba frente a la casa, sentado con un amigo en la acera enfrente de la casa, y pasó una moto y le empezó a preguntar por mí, que dónde estaba yo, que tal. Se lo llevaron a él detenido, lo montaron en una patrulla, se lo llevaron, y empezaron a preguntarle que qué hacía, que dónde estaba yo, que por qué no decía dónde estaba yo, y empezaron a preguntarle por mí y a él que qué hacía, que dónde estaba, que con quién hablaba, investigándole todo. Y resulta que lo tuvieron como hasta las 11 o 12 de la noche que es cuando lo sueltan. Eso también nosotros lo denunciamos. Y así era como vagos y maleantes. No hay ley. Bueno, tú vives en Mérida y debes saber cómo trabaja la gente ahí, y en el país, porque lo que se sufre en el estado… De verdad que nosotros, tratando de recorrer por todos lados, buscando y alzando la voz y tratando de reunirnos con personas para que se extendiera más la lucha y se hiciera voz, pues, el caso de mi padre, y de los hermanos Vergel y de muchos otros casos en el estado Mérida, y de verdad que era un seguimiento feo por parte de las autoridades. En mismo Caracas. En Caracas nos perseguían por todos lados, que es grande. Entonces uno andaba atemorizado de lo que te pudiera pasar. Te llegaban carros, te pegaban las motos, te paraban… Era fuerte, pues.

Entonces, cuando uno lo vive, y sin encontrar… Porque si fuera fructífera la lucha, de que tú estás luchando y por lo menos tienes una pista, y vas encontrando otra, y ya más o menos alguien salió a la luz, pero cuando nada, nada, como que nadaras contra la corriente, y de repente te caen las olas y no sientes nada entonces te cansas, te cansas, te mareas, te quedas sin recursos, la situación del país grave… Yo soy técnico en reparación de celulares y, ahí mismo en la casa, mi papá me había dado un pedacito, abajo había como un estacionamiento, un localcito pequeño y mi papá me dice que montara ahí, lo había montado ahí, y las pocas cosas que tenía ahí me las rompieron, los propios delincuentes con los pies, las botas, buscando dizque drogas y fusiles y armas y lo que había era unos niños sin comida ahí, imagínate.

Ya para finalizar, Alcedo, es una pregunta más personal y, bueno, no sé si peco un poco de preguntar más allá, pero, ¿qué piensan tú y tu hermano de realmente qué pasó con tu papá? ¿Tú crees que tu papá está desaparecido? ¿Qué crees que pasó con él? Ustedes como familiares, ¿qué sienten? ¿Cuál es su percepción con todo lo que vivieron? ¿Qué crees tú realmente que fue lo que pasó con tu papá?

Luis Alcedo Mora Carrero: Bueno, mira, analizando todas las circunstancias, de todo como empezaron a pasar las cosas, y a raíz de que uno empieza a denunciar, y de la manera en que ellos respondían, nos veían y todo era… O sea, mi papá no pudo escapar. Pongámosle que mi papá sabía lo que le podía pasar. Muchas veces pensábamos eso. Papá sabía lo que le podía pasar porque se lo dijo a mi hermano y sabía que no podía escapar porque, o sea, tenía mucha gente encima. Y entonces, de que se haya escapado, creo que es imposible. De que esté vivo, yo a mi padre lo siento vivo porque, de verdad que lo sueño vivo, lo sueño alegre, no, no tengo presencia así… Ni por la cabeza me pasa muerto porque, o sea, la última vez que lo vi, lo vi fue vivo, pues. Y es fuerte que tú… O sea, si sintiera que estuviera muerto dijera, bueno, está muerto y quisiera encontrar sus restos y eso, pero, lo que pienso es que quién sabe, no sé. A tanto tiempo es difícil creer que pueda estar vivo, pero tampoco es imposible. Y siempre, cada día, cada momento que lo recuerde, pues, quiero es recibir esa noticia de que apareció, en mal estado de salud o como sea, pero poderlo rescatar y poder seguir compartiendo ya su vejez. Y nosotros, pues, la madurez de nosotros, que conozca a sus nietos y que convivamos como familia, pues. Y a la fuerza sacarlo de la política, pero es difícil porque cuando un revolucionario es revolucionario, no hay lucha que lo detenga, y es su convicción y así vivirá, así morirá, así pasará enfermedades, como pasa. Siempre se mantienen en esa lucha porque es una doctrina, es una filosofía, es un vivir, es una convicción y es algo que, por más que… Ya es como su manera de vivir. Y aunque nosotros hemos sido criados por esa vía, por esa ideología, por esa vía de izquierda, revolucionaria de la que nos hablaban, de la que nos enseñaban, que es la que es, no es esta que se está viendo en el país, y eso es totalmente falso. Es algo que no tiene ni pies ni cabeza.

Y, este, esperando que en cualquier momento podamos obtener algún tipo de respuesta. Y si en algún momento es negativa, pues bienvenida sea, no importa. Si es negativa, bueno, no es que no importe. O sea, puede ser negativa, pero por lo menos tu mente o tu cuerpo va a descansar y ya después de ahí se van a aclarar muchas cosas más y, por lo menos ahí algo, un punto de partida para arrancar una investigación seria de verdad y que de verdad se sepa. Pero, hasta los momentos, de verdad que lo que yo más anhelo es que se caiga toda esta dictadura y luego a ver si de verdad, hablando con otras personas que de verdad tengan en serio su trabajo y que de verdad sean profesionales, podamos obtener algún tipo de respuesta, porque imagínate, tres años y ya seis meses, no saber nada, nada, absolutamente nada. O sea, como un mago cuando desaparece una carta. Se desapareció y, estando todas las piezas ahí en las instituciones, en las gobernaciones, en las alcaldías, gente involucrada, gente que todo el mundo sabe, la misma comunidad merideña sabe quiénes son, porque sabemos quiénes son los corruptos, quienes son los bandidos, quienes son los que están metidos en chachullos, sabemos quiénes son todos porque Mérida es pequeña y convivimos ahí, pues. Entonces es imposible que tantos que están ahí, y de muchos o pocos que saben, no se filtre nada, o sea, yo no creo que eso dure mucho tiempo. Yo creo que, ya cayendo el gobierno, ya habiendo algo diferente, ya como que se van a empezar a ver otras caras y de verdad se va a hablar con gente seria y gente que pueda ayudar, pero, las instituciones están podridas, eso no sirve, es una miseria. Ni para sacar una cédula, ni para sacar un pasaporte, ni para sacar ni una carta de residencia. Te vas a sacar una carta de residencia en un Consejo Comunal y no ha hojas, no funciona nada. Es un país que de verdad… nuestro país está destruido y es doloroso. Es doloroso que, en nombre de Dios, en nombre de una revolución, en nombre de Bolívar… Yo digo que si Bolívar estuviese vivo ahorita los hubiera decapitado a toditos, porque es un narco régimen y está bien denunciado por todos lados que esta gente está metida en drogas, que está metida en todos lados. Y bueno, la esperanza firme de poder obtener algún tipo de respuesta.

Segundo audio

Hola, María Fernanda, un saludo. Te habla Alcedo Junior, Alcedo hijo…

“Ya a la semana antes de que mi papá desapareciera, mi papá ya se encontraba así en una situación así nerviosa, tensa, se sentía presionado, me imagino la presión que le tenían, y el día martes, el día martes, en esa semana, el viernes fue 27 que fue cuando desaparece, el día martes mi papá va a laborar a la gobernación, asiste a la gobernación, y es abordado por Luis Martínez, donde hay una pequeña reunión, se encuentran ahí, y le dice que mi papá en qué está metido, que estaba solicitado por el Sebin. Mi papá ya conocía a Luis Martínez de años atrás. Luis Martínez le dice que mi papá tenía orden de captura por el Sebin y mi papá le dice “pero qué extraño, porque el Sebin no da orden de captura. El Sebin va y te busca de una vez”. Entonces le dice que es una orden de Caracas y que estuviera pendiente que él le informaba, que él le informaba qué podía pasar. Entonces mi papá lo que le dijo en ese entonces fue “no, entonces yo voy al Sebin, me pongo a orden de ellos a ver si es que me van a hacer una entrevista o cualquier cosa, a ver qué es lo que sucede. Entonces es cuando ya le hacen más presión diciéndole que está solicitado por el Sebin, o sea que se cuidara. Le dice “cuídese. Cualquier cosa yo lo mantengo al tanto”, es lo que le dice Luis Martínez, que es como una advertencia por las pruebas que venía denunciando.

Luego el miércoles, todavía mi papá continuaba con la misma presión, los mismos nervios, y en la tarde a mi hermano Simón lo sienta en la sala de la casa, ya nervioso, le da una lista de números telefónicos, los saca de su teléfono, y este, bueno, le dice que cualquier cosa que le llegara a pasar que mi hermano se comunicara con todas esas personas que algo pudiera pasar, que algo pudieran hacer, organizar algo para la búsqueda, algo que le pudiera suceder. Eso viene siendo el miércoles. El jueves, mi papá dura en la casa, se está todo el día en la casa.

[Desde 02:16 a 02:55]

“El viernes, mi papá en la mañana, a las siete y media u ocho va a la gobernación, se despide de mi hermano, le dice que va a una reunión, que estuviera pendiente que él avisaba por teléfono, y que venía al mediodía a almorzar. Y agarró y se fue a la gobernación. Cuando llega a la gobernación, mi papá llevaba pruebas de las denuncias que venía haciendo, que le dio al mismo gobernador del estado Mérida, Alexis Ramírez para entonces, Alexis Ramírez, y esas mismas pruebas fueron solicitadas por la Fiscalía y se les sacaron copias, pero no fueron las pruebas completas sino una parte, que fue las que la gobernación le dio a la Fiscalía para sacarle copia, para anexar al expediente”.

[Desde 02:55 a 03:57]

“Luego de que mi papá va a la gobernación el 27 de febrero, viernes, a la gobernación, entonces hay como una reunión entre Luis Martínez y funcionarios de la ZODI y de ahí de los altos de la gobernación, del comando ahí del estado, y es cuando mi papá no llega, no llega el 27 a la casa. Mi hermano, como ve que no llega, se preocupa, empieza a llamarlo, le dice que estaba bien, le dice “no, todo bien”, le manda un mensaje de texto y le dice que él está bien. Luego del 27, el 28, ya continúa que no llega a la casa, mi hermano empieza a llamarlo, me llama, me avisa la cuestión y él manda un mensaje, dice que está bien, dice “no, estoy bien. Estoy con unos camaradas”, y entonces es extraño que mi papá se dirigiera así, pues, porque siempre decía “unos compas, unos amigos, unos compañeros”, camarada muy poco utilizaba esa palabra”.

“Luego del 28, ya el día siguiente, este no, no hay rastros, nada. El primero se va y se coloca la denuncia en el CICPC, porque ya habían pasado, te pedían creo que 72 horas para poder colocar una denuncia de desaparición, tuvimos que esperar los días correspondientes, hicimos la denuncia en Fiscalía, hicimos la denuncia en el Ministerio de Defensoría del Pueblo, y en la Fiscalía del Ministerio Público. Y en la policía, y en CICPC y CONAS y todo. Empezamos a movernos, a poner anuncios por todos lados. Por eso cuando yo te digo que mi papá le da la lista a mi hermano, de números de teléfono, él ya sabía lo que le podía suceder, pues. Ya sabía que algo iba a pasar, que algo le iba a pasar. Entonces a mi hermano, muy nervioso, le dice que había tres escenarios posibles que le pudieran pasar. Una era que lo mataran, y le pudieran sembrar droga o colocarle alguna arma y pasarlo como delincuente común, otra que lo metieran preso, pero que sería como algo ilógico que lo metieran preso sabiendo que estando preso él por lo menos podía tener un poco de libertad de expresión y podía sacar un poco de información, no sé. Y, a lo que sí le temía, decía “lo que sí le temo es que me desaparezcan. Porque si me desaparecen, ahí sí es bien complicado”, que nos teníamos que mover, que buscarlo, tratar de hablar con todos los que pudiéramos hablar, porque una desaparición es fuerte, pues, es muy fuerte una desaparición. Él mismo dice que teníamos que buscar hasta debajo de las piedras si era posible, porque podría estar al mismo lado de la casa y nadie sabría dónde estaba”.

“Y luego del 27, luego de esos días, pues se comunica también con el compadre Raúl, no me acuerdo si fue el 2, 3, eso creo que fue el domingo, entonces sería como el domingo, a los dos días, se comunica con el compadre muy amigo de mi papá, el compadre Raúl, de Tovar, y este se comunican y él ya sabía que mi papá no había llegado a la casa, empezó a llamarlo y a él sí le atiende la llamada y le dice “todo bien, compadre, todo bien, todo bien. Voy por una trocha”, le dice, “voy por una trocha y, me cuida a la niña, a la ahijada, y un beso a la niña y saludos a la comadre”, le dice, y le cortó la llamada. Y volvieron a llamar, llamar, llamar, y más nada. No se supo más nada. Se sentía agitado, que en la voz se sentía así como una persona cuando va caminando, tiene vario tiempo caminando, y la voz se le sentía cansada, así exhausto, y este, bueno, hasta ahí fue que pudimos lograr información así que él se pudiera… comunicación con él. Y este, hay un mensaje que sí me envió a mí, directamente, que decía “no, estoy bien. Rodilla en tierra como me enseñó mi comandante eterno”. Ahí fue cuando supimos que ya a mi papá alguien lo tenía, pues, así decía el mensaje. Ya cuando mi papá leímos ese mensaje, supimos que mi papá ya no estaba manejando el teléfono sino que otra persona por, por ese mensaje, porque mi papá nunca, nunca fue así militante del PSUV ni chavista, ni nada para decir eso así.”

[Transcripción hasta minuto 07:15]

Tercer audio

[Desde 2:10 hasta 6:09]

“Las denuncias que mi papá manejaba, pues como te digo yo no, realmente si te digo que yo vi y las revisé y eso, sería mentirte, pero sí manejaba unas denuncias, que él mismo lo decía. En una ocasión de esas mostró un papel donde Rafael Ramírez, tenía un papel firmado original de Rafael Ramírez, que le habían pasado personas adscritas a PDVSA de El Vigía, y de donde estaban delatando todo el chanchullo que había allí dentro de PDVSA en la región del estado Mérida, en El Vigía, en el llenadero. Cómo habían gandolas y cómo salía combustible de ahí que no era fiscalizado por la vía reglamentaria, sino que salía por caminos verdes. La gasolina y todo lo que se produce ahí, lo que estaban sacando. Entonces, este, mi papá, por medio de estas personas que conocía ahí y en otras partes, militares, políticos, profesores, es que es mucha gente porque mi papá conocía… hacía mucha actividad política durante toda su vida ahí, y este, conocía a muchas personas, pues. Entonces lo que es el gremio estudiantil, obrero, y así, el mismo campesinado, entonces habían personas que trabajaban o que tenían contacto en algún lado y que, por miedo a denunciar, le pasaban esas pruebas a mi papá. Y así pues… Y pruebas que tenía, que esas sí las recuperamos, que fue Yasmeli Pernía, que es comadre de mi papá, hizo como un informe de esas pequeñas pruebas que tenía mi papá que era donde se hablaba de maquinarias electorales, de maquinarias de electricidad, de esas con combustible, de mesas de toldos, de cosas así que se habían robado en una de las elecciones que hubo, no sé qué era la cuestión y otras cosas de material de construcción que, de la misma gobernación, salían las órdenes de ser enviado hacia Colombia. O sea, por el dinero, por el negocio que tienen ahí. Igual que camionetas, carros, pero ya a decirte que mi papá tenía pruebas de eso así en físico, sería mentirte. Pero, las pruebas que sí tenía, y como él alertó al gobierno y a estas personas que estaban involucradas, pues se vio en ese problema de buenas a primeras, porque se vino todo encima de una vez. Mi papá no acudió nunca ni a Fiscalía, que yo tenga entendido, ni nunca supimos si papá asistió a Fiscalía o si a alguna organización gubernamental o a alguien que le compitiera esto, porque mi papá no confiaba en que la Fiscalía iba a hacer justicia, pues, porque es como entregarle las pruebas a la misma persona. Entonces, dicho por mi papá, que él decía que esas pruebas él se las estaba dando a dirigentes de la derecha, a dirigentes de la izquierda, a militares, a gente que él veía que en la posición política que se encontraban o en el escenario que estaban, de ahí podían hacer algo. Pero, finalmente, mi papá entregó que si unas pequeñas pruebas a Manuel Isidro Molina, un periodista muy conocido en el Semanario, no recuerdo el nombre ahorita, en Caracas, y personas así que mi papá le dio pequeñas pruebas pero significativas… Pero pruebas concretas así, fuertes, fuertes, mi papá dice que se las había dado a Luis Martínez y esas pruebas las tenía el gobernador del estado Mérida archivadas y fue las que él nos dio una parte de esas pruebas que mi papá les dio, una parte fue las que nos dio, que ahí no se especifica nada, nada, nada. Eso es lo que te podría decir, pues”.

Entrevistador: María Fernanda Rodríguez

Fecha de la entrevista: 24/08/2018

Lugar de la entrevista: Vía Whatsapp. El entrevistado se encontraba en Cuenca, Ecuador

Cantidad de audios: 3

Duración de la(s) grabación(es): 42:25

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…Hay hasta un papel firmado por Rafael Ramírez, por tantos ceros, o una cifra tan larga, que parecía número de teléfono que, bueno, mi papá decía: “Esto es peligroso, esto que yo tengo en mis manos”.

Alcedo Mora hijo

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Información adicional

Agresor

Organismo policial

Duración

30 min – 1 hora

Género

Masculino

Nivel de educación

Secundaria

Región de Venezuela

Andina

Tipo de entrevistado

Familiar/amigo

Fecha de la entrevista

20180824

Naturaleza de la violencia

Física, Privaciones o desatención

Consecuencias de los hechos

Físicas

Tipo de violencia según agente

Política

Edad

29

Fecha del incidente (si aplica)

2015, 2016, 2017, 2018

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